Opinan estos galenos que fabricó la escultura pensando en un DAVID a punto de enfrentarse al temible GOLIAT, de ahí lo tenso de su musculatura y la pequeñez de su miembro, pues nuestra herramienta se encoge cuando las mariposas del miedo revolotean en nuestro estómago. Vaya por Dios... De todas formas, desde aquí también ofrecemos otras dos conclusiones: una, tal vez DAVID estaba padeciendo una ola de frío; y dos, jamás te fies de un pizarrín en estado fláccido, luego puede crecer como la nariz de Pinocho. En cualquier caso, enhorabuena a estos médicos, solucionado el misterio de la breve minga del DAVID, quizá apliquen su talento hacia otras empresas, como ciertas vacunas y tal, más necesarias para la humanidad. ¿Qué os parece?
La escena me recuerda a las tumbas de los amantes, solo que nosotros no estamos muertos, creo.
El espacio que nos separa actúa de hilo conductor de calor que se transmite de uno al otro. También parecen llegarme tus pensamientos, pero no sé si tú llegas a captar los míos. Siento que con tu mente empiezas a acariciarme, y aunque permaneces inmóvil, yo noto como tus dedos tibios se pasean lentamente por mi cuerpo. Y él empieza a reaccionar.
http://ayudafimosis.com/
El vello se va erizando, como a cámara lenta. Un dulce temblor empieza a recorrerme y mis pezones parecen ponerse de puntillas para alcanzar tus manos. Tus roces son tan ténues, casi etéreos, que toda mi piel los busca ansiosa. Una cálida humedad inunda mi sexo y noto que la sábana se va mojando con el deseo que se desprende de mí. Mi olor, de hembra en celo, inunda la habitación y yo, sin verlo, sé que tu sexo lo ha captado y ya empieza a despertar de su letargo, y su flaccidez se torna dureza. Intento transmitirte mis pensamientos, en los que yo también te acaricio, pero no sé si puedo concentrarme mientras siento como tus dedos rozan el clítoris al que noto crecer hasta límites insospechados.
La escena me recuerda a las tumbas de los amantes, solo que nosotros no estamos muertos, creo.
El espacio que nos separa actúa de hilo conductor de calor que se transmite de uno al otro. También parecen llegarme tus pensamientos, pero no sé si tú llegas a captar los míos. Siento que con tu mente empiezas a acariciarme, y aunque permaneces inmóvil, yo noto como tus dedos tibios se pasean lentamente por mi cuerpo. Y él empieza a reaccionar.
http://ayudafimosis.com/
El vello se va erizando, como a cámara lenta. Un dulce temblor empieza a recorrerme y mis pezones parecen ponerse de puntillas para alcanzar tus manos. Tus roces son tan ténues, casi etéreos, que toda mi piel los busca ansiosa. Una cálida humedad inunda mi sexo y noto que la sábana se va mojando con el deseo que se desprende de mí. Mi olor, de hembra en celo, inunda la habitación y yo, sin verlo, sé que tu sexo lo ha captado y ya empieza a despertar de su letargo, y su flaccidez se torna dureza. Intento transmitirte mis pensamientos, en los que yo también te acaricio, pero no sé si puedo concentrarme mientras siento como tus dedos rozan el clítoris al que noto crecer hasta límites insospechados.